El 25 de enero de 2022, el Proyecto de Supervisión y Apoyo para el Programa de los Flujos Ilícitos Globales (MASIF) organizó un seminario web con el objetivo de presentar el informe “Economías ilícitas en Afganistán y Pakistán: economías políticas cambiantes y dinámicas regionales” frente un público de la UE.
En esta ocasión, los presentadores y autores del informe, Mark Shaw y Marcena Hunter, destacaron las principales apuestas y preocupaciones generadas por los mercados ilícitos en Afganistán y Pakistán y arrojaron nueva luz sobre la evolución de la situación, los escenarios potenciales y recomendaciones para el futuro .
Los autores se refirieron a la crítica situación humanitaria y económica en Afganistán desde la toma del poder por parte de los talibanes en agosto de 2021. Desde entonces, el régimen talibán ha encontrado numerosos obstáculos para acceder a las instituciones financieras internacionales y a los flujos de dinero legal, en particular debido a la retirada de las fuerzas estadounidenses y de OTAN. Con el colapso de la economía formal, las fuentes de ingresos se han vuelto extremadamente limitadas para los talibanes, obligándolos a buscar financiamiento alternativo. Hasta el momento, además de gravar el movimiento de bienes o el contrabando de combustible, las principales actividades económicas que generan ingresos siguen siendo los mercados ilícitos, en particular el tráfico de estupefacientes, como el opio y la metanfetamina. Además, el informe observó que estos mercados ilícitos abarcan una amplia gama de actividades y productos (p. ej., cultivo de amapola) al tiempo que involucran a varios actores (p. ej., un segmento de la sociedad civil se ha vuelto hacia economías ilícitas, señores de la guerra o intermediarios locales) que pueden variar la dinámica de las relaciones y los flujos financieros.
Los autores mencionaron las diversas dinámicas entre Afganistán y Pakistán. Hicieron hincapié en que existen tanto grupos delictivos organizados como grupos terroristas que utilizan el delito como fuente de ingresos en Pakistán. Asimismo, señalaron el estrecho vínculo existente entre Pakistán y Afganistán que genera un importante mercado ilícito, relacionado con el tráfico de estupefacientes, minerales, seres humanos y armas de fuego.
Durante su presentación, los autores citaron un extracto del informe que afirma que “la toma del poder por parte de los talibanes no solo dará forma a los mercados ilícitos, la seguridad y el conflicto, y la gobernabilidad en la región del sur de Asia, sino que también tendrá un efecto colateral en los mercados ilícitos y su impacto en Europa”. Con esto en mente, es probable que la escalada de la situación tenga consecuencias geopolíticas y transnacionales más amplias, que van desde la amenaza del terrorismo hasta la influencia de otros mercados ilícitos que pueden afectar a las regiones vecinas y extenderse a Europa.
En este contexto, las medidas para contrarrestar las economías ilícitas del régimen Talibán serán la fuerza motriz en el futuro, ya sea para ganar legitimidad o respeto internacional. En este proceso, como informaron los ponentes, Pakistán será un actor clave.
Si bien el problema sigue siendo complejo y está sujeto a factores en constante evolución, los autores sugirieron diferentes posibilidades para mejorar progresivamente la respuesta a los mercados ilícitos a través de varios escenarios y recomendaciones. Estas recomendaciones tienen como objetivo abordar los mercados ilícitos y los daños resultantes, particularmente relacionados con las drogas y la migración; una de las principales preocupaciones de la UE.
Con este fin, la presentación del informe pretendía generar no solo una discusión para preparar el terreno para un mayor compromiso, sino también un análisis granular. Mark Shaw y Marcena Hunter concluyeron sobre la importancia de que la reflexión se apoye en programas de las instituciones del Estado y en concordancia con el estado de derecho, teniendo en cuenta las diferentes dinámicas.