El 6 de febrero de 2023, los proyectos del Programa de Flujos Ilícitos Globales (GIFP), MASIF y SEACOP presentaron las conclusiones del informe conjunto “Evaluación de la amenaza marítima de los flujos ilícitos a través del Atlántico“. El informe ofrece una visión de los flujos ilícitos distintos de las drogas para enfocarse en el tráfico de oro, madera y residuos electrónicos. Los investigadores tanto de MASIF como de SEACOP pintaron un cuadro vívido de la falta común de voluntad política para enfrentar el tráfico de estos productos ilícitos, así como las débiles consecuencias que enfrentan los perpetradores. Por ejemplo, en 2019, se estimó que Perú estaba produciendo entre 550-750,000 m3 de madera ilícita con un valor de mercado estimado de USD 452-616 millones. Esto es igual a cinco veces la cantidad de madera lícita producida en Perú. En Yacu Kallpa, uno de los casos más famosos de Perú relacionados con el tráfico de madera, se acusó a 90 personas, con las penas de prisión más altas entre 6 y 11 años para los propietarios de concesiones madereras, lo que hace que este producto sea extremadamente lucrativo y de bajo riesgo. Perú es también el mayor exportador de oro de América Latina, unas 90 toneladas en 2021, de las cuales alrededor del 28% se consideran ilícitas. A los precios actuales, este oro ilícito tendría un valor de 1.459 millones de USD.
El seminario web fue iniciado por Jesper Pedersen, Jefe Adjunto de Unidad del FPI, quien subrayó que, dado que alrededor del 90% del comercio mundial se realiza por mar, cualquier región del mundo, incluso los países sin litoral, depende del ámbito marítimo para el transporte de mercancías a fin de satisfacer la demanda y sostener las economías en crecimiento. Por tanto, la inseguridad marítima se deriva de los motores de la actividad económica en tierra: un problema terrestre con síntomas marítimos. El tamaño y el papel de la economía sumergida hacen que las mercancías ilícitas reciban un trato similar al de las lícitas: una oportunidad de negocio, con elevados ingresos. Debido a esta mentalidad comercial, los grupos criminales se dedican al tráfico de cualquier mercancía lucrativa mundialmente. A continuación, presentó a los ponentes y autores del informe, la Dr. Sasha Jesperon, el Dr. Rune Henriksen, el Dr. Martin Verrier y Paul Henry Lavisse.
La jefa del equipo MASIF, Marija Atanaskova, presentó los antecedentes y la argumentación detrás de la investigación destacando que desde 2021 MASIF ha trabajado en la ampliación del alcance del GIFP para centrarse en productos no relacionados con las drogas. Dado que los flujos de estupefacientes a través del Atlántico ya se han investigado a fondo, se necesitaban más pruebas para investigar otros productos, que a menudo utilizan rutas similares. La Dra. Sasha Jesperson, experta de MASIF, contextualizó la amenaza destacando el modus operandi general empleado por los grupos criminales en el manejode estas mercancías: a través de una secuencia de manipulación “Levantar – Mover – Usar – Almacenar”, así como demostrando la tendencia actual en los flujos de estas mercancías ilícitas.
El Dr. Rune Henriksen, experto de MASIF, continuó explicando que los principales factores que distinguen los delitos contra el medio ambiente, como la minería y la tala ilegal, de otros delitos más comunes, como las drogas y las armas, son las amenazas sociales y económicas para el país de origen y no necesariamente para el país receptor. Además, una vez que superan la fase de transporte, productos como la madera ilegal resultan prácticamente indistinguibles de sus homólogos legítimos. Así, a través de la corrupción, la falsificación de documentos y el transbordo, resulta extremadamente difícil para las fuerzas del orden de los países receptores diferenciar las mercancías ilícitas de las lícitas. Por ello, corresponde a las autoridades de los países de origen tomar medidas represivas contra los funcionarios corruptos y minimizar el acceso a documentos falsificados. A continuación, el Dr. Henriksen ofreció una cifra sorprendente: “el mercado ilícito del palisandro vale más que los de marfil, cuerno de rinoceronte, pangolines, aletas de tiburón y partes de grandes felinos juntos”.
En el caso de los residuos, la producción es elevada, estimándose que la producción mundial de residuos sólidos urbanos ascendió a más de 2.000 millones de toneladas en 2016. Paul-Henry Lavisse, experto de SEACOP, detalló que se calcula que el 25% de todos los traslados de residuos son ilegales, con una dependencia de las declaraciones de embarque falsas o de la mezcla de residuos como medio para legitimar la carga. Aunque puede haber redes de grupos criminales implicadas, la gestión ilegal de residuos se considera más un delito de guante blanco debido a la intersección con negocios legítimos. El Sr. Lavisse continuó explicando que los transportistas se dirigen principalmente a África debido a la falta de voluntad política para hacer frente a la gestión ilegal de residuos, así como a la ausencia de inspectores para clasificar y deshacer correctamente los residuos. El Sr. Lavisse declaró a continuación que “sólo en Lagos (Nigeria) se vierten cada mes más de 100.000 PCs usados, lo que genera unos 6.600 euros por contenedor”. Concluyó afirmando que, por desgracia, esta sigue siendo una zona gris, ya que muchos países receptores dependen del envío de residuos electrónicos de segunda mano para recuperar metales preciosos y otros materiales reutilizables. De ahí que los infractores se aprovechen de esta necesidad y mezclen a menudo distintos tipos de residuos para revenderlos como artículos de segunda mano.
El Dr. Martin Verrier ofreció una visión general de las tendencias actuales del tráfico de cocaína en América Latina, así como de otros productos que se trafican a través del Atlántico. El tráfico de cocaína hacia Europa sigue siendo más atractivo para los grupos del crimen organizado que hacia Estados Unidos, ya que el valor en la calle en Europa es superior al de Estados Unidos (42.000 USD en Europa frente a 29.000 USD en Estados Unidos). En cuanto a los otros productos que se trafican a través del Atlántico, figuran las armas de fuego, el tráfico de personas, la fauna y flora silvestres, el petróleo, el contrabando, el tabaco y el dinero en efectivo. El Dr. Verrier subrayó que los ríos se han convertido en importantes autopistas para el tráfico dentro de la región, ya que no son regularmente patrullados.
Las observaciones finales corrieron a cargo de Dominique Bucas, jefe del equipo SEACOP, quien expuso tres lecciones aprendidas. La primera es que el espacio marítimo es vasto y, como tal, sigue siendo el mayor centro de tráfico de varias comodidades ilícita. Le sigue el hecho de que mercancías como las drogas o las armas fluyen por las mismas rutas junto con una diversidad de mercancías menos notorias como la madera, el oro, los cigarrillos, la chatarra y mercancías falsificadas. La tercera lección, derivada como conclusión de las dos últimas, es que un proyecto como SEACOP no puede centrarse en todos estos flujos ilícitos, y es preciso establecer prioridades específicas para calibrar los esfuerzos operativos con el fin de abordar las distintas mercancías. Además, la gran mayoría de las fuerzas del orden de la región no están capacitadas para identificar estas otras mercancías, ya que su prioridad han sido principalmente las drogas.
El Sr. Bucas concluyó con tres recomendaciones para seguir avanzando. La primera recomendación tiene como objetivo aumentar la concienciación en torno a estos bienes ilícitos menos populares. SEACOP ha iniciado este proceso y ya ha organizado cursos de formación tanto en Colombia como en Senegal, donde se presentaron y debatieron los delitos contra el medio ambiente. La segunda consiste en que SEACOP elabore un mapa de los distintos organismos y partes interesadas que se dedican actualmente a la lucha contra estos otros bienes ilícitos, como los organismos de protección del medio ambiente o de lucha contra la caza furtiva. La última recomendación sería incorporar agentes de estas agencias a los equipos de inteligencia y búsqueda (MIU y JMCU) formados por SEACOP, en un esfuerzo para sincronizar prácticas y permitirles identificar estos productos ilícitos específicos.